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jueves, 30 de diciembre de 2010

barcelona parte 2:





Me alzó con rapidez, enrollé mis piernas en su cuerpo y mis brazos en su cuello, me estampo contra la pared besándome con desesperación, me separó un poco y me volvió a impulsar contra la pared metiéndose en mí, me dolió y sorprendió de una manera impresionante, grite de dolor y de placer al mismo tiempo. Comenzó a moverse con brutalidad y mis gritos no cesaban, me encantaba lo que sentía no podía creer lo que estaba viviendo, era increíble, no me imaginaba lo mucho que podía disfrutar, sin embargo sus movimientos me estremecían por que si bien era bruto era exacto, no se equivocaba con lo que hacía cada movimiento me daba el máximo de los placeres.



Nos movimos como pudimos hasta la caer en la cama chocó contra mí de una sola vez con un movimiento rápido y certero. Arqueé la espalda y me estremecí por la fuerza que había usado esta vez. Por fin aumentó la velocidad. No sólo sabía qué era lo que yo quería, sino que sabía de qué privarse para conseguir lo que yo deseaba.

Pasé una de mis manos por su espalda, deleitándome con sus músculos marcados que subían y bajaban al ritmo de su acelerada respiración. Ahora sí se movía como sabía que me gustaba. Fuerte y seguro contra mi, una y otra vez. Su mano bajó por mi cuerpo y se aferró a mi cintura, impulsándose para chocar su cadera contra las mías con más potencia. Me estremecí de nuevo y pasé mis piernas a su alrededor.

- Armando –gemí, creo que eso quise decir por que las palabras se iban distorsionando por mi respiración irregular, sin intención de lastimarlo mi mano que estaba sobre su espalda lo rasguño

Sentí cómo palpitaba su corazón bajo la mano que tenía apoyada en su espalda. Al mismo tiempo que palpitaba todo mi cuerpo por sus embestidas. Su lengua se paseaba por la piel de mi cuello, agregando más calor al que ya me producía.

- Sara -lo escuché susurrar, y eso me empujó más allá de la realidad, más allá de mi cuerpo y de la Tierra misma. Llegué en el paraíso por un momento, mientras me seguía penetrando con fuerza y desesperación. Cuando bajé del mismísimo cielo, el placer todavía hacía que se me cortara la respiración. Lo sentí venirse mientras bajaba la velocidad, obligado a detenerse por la intensidad de la satisfacción. Me sentí a mi misma palpitando a su alrededor una vez más, mientras comenzaba a sentir de nuevo todas las partes de mi cuerpo que no estaban llenas por él.




Cuando mi respiración se pudo estabilizar lo suficiente nos separamos, estaba oscureciendo, apenas podía sentir mi cuerpo, pero no me importaba mucho, por lastima me convertí en su amante, aunque en el fondo sabía que lo terminaría siendo.






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corto, si lo se, pero tenía que llegar la inspiración, espero que les guste y para que sepan probablemente empiece a publicar mas seguido, volvio la persona que me inspira...


besos